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NEGOCIOS Y ÉTICA
Los contenidos de este sitio web se relacionan necesariamente con las interacciones entre personas para el trabajo, los negocios, el mejoramiento de las competencias profesionales y - por extensión natural - con todas las demás actividades humanas cotidianas. El crecimiento personal y profesional siempre se da de forma paralela.
Estos contenidos son válidos dentro de una sociedad que da importancia a vivir en paz, en una convivencia sana y con un trato responsable y correcto entre los individuos. Una sociedad que respeta el fruto del esfuerzo personal de cada uno y de la calidad de vida, los bienes y las propiedades que se obtienen, a través de ese esfuerzo. Todo esto solo es posible – en mi opinión - con fundamentos éticos cultivados desde el hogar, para que crezcan y se fortalezcan en lo más profundo del ser humano.
Un mundo sin fundamentos éticos es un mundo violento y en caos. En el caos no es posible construir bienestar individual ni colectivo; ni tampoco futuro con una prosperidad económica que permita la realización de los sueños que todos tenemos. El caos genera una sociedad llena de frustración y resentimientos.
¿CÓMO CONSTRUIMOS LOS PRINCIPIOS Y VALORES ÉTICOS?
Durante nuestra niñez observamos todo a nuestro alrededor, escuchamos todo lo que se dice entorno nuestro y vamos construyendo la información que reconoce y describe la realidad en la cual vivimos. Preguntamos sobre todo lo que sucede, a nuestros padres y familiares más cercanos, y escuchamos sus opiniones sobre los eventos que se producen. Cada vez, a medida que crecemos, la información se nutre con nuevos elementos. Las complejidades y matices de esa realidad, las vamos evidenciando y estructurando cada vez con mayor profundidad y precisión.
Aprendemos del ejemplo de nuestros mayores, de nuestros familiares, de lo que hacen nuestros amigos y vecinos, de lo que sucede alrededor, de lo que se acostumbra en nuestra comunidad. De forma paralela vamos construyendo valores y principios propios, que actúan como anteojos a través de los cuales reconocemos qué está bien y qué no lo está. Qué es correcto y qué no lo es. Qué representa un peligro y que no. Qué nos agrada y qué no.
Recibimos influencias y hacemos aprendizajes - tanto positivos como negativos - del entorno que nos rodea en las diferentes etapas de nuestra vida. Tomamos decisiones - buenas o malas - que tendrán efecto sobre nosotros y sobre otras personas; sobre el momento presente y también sobre el futuro de nuestra vida.
Aprendemos de nuestras experiencias y también de nuestros errores; nos transformamos de manera permanente.
Todo esto construye en nosotros quienes seremos y también construye la ética personal, ese marco de principios y valores que nos identifica y diferencia de los demás.
De idéntica forma y paralelamente, observamos como es y se construye la ética familiar y la ética de la comunidad en que nos movemos. Es como el escenario de una obra teatral con lienzos de fondo que suben y bajan dependiendo del argumento de la obra. Una obra en la que somos actores, a veces principales y otras, secundarios.
Lo dicho nos expresa que el ser humano es complejo y esto se extiende a la sociedad que nos rodea. Que la realidad no es plana sino diversa. Que el escenario de esta obra teatral a veces es nuboso, difuso y poco claro. Y que en esta realidad debemos construir nuestro proyecto de vida, reconociéndonos en la diferencia y manejando de la mejor manera posible la diversidad de valores y principios – a veces contrarios a los nuestros – por parte de otros individuos y entidades con los cuales debemos relacionarnos, en diversos campos de la vida entre ellos el profesional.
Debemos entender que hay posibilidades de que nuestro código ético se vea confrontado con un código ético diferente de la contraparte, abriendo la posibilidad de que algunos aspectos de la relación - o los negocios - sean valorados por nosotros de una manera diferente a como ese otro las valora, y por tanto se produzcan conflictos.
Comprender todo esto y tomar una posición al respecto, es importante para crear amistades y relaciones sociales, desarrollar nuestra vida profesional y hacer negocios. De quienes y de qué nos debemos alejar y también, de quienes y de qué preferimos estar cerca.
Todo esto es parte del mundo en el que ejercemos la profesión; hace parte de la vida y del mundo de los negocios. Del mundo en donde mi desempeño como profesional es valorado de muchas maneras, entre ellas la económica.
Porque vamos y nos formamos como arquitectos en la universidad, para ejercer la profesión de arquitecto y realizarnos personal y económicamente, a través de ella. Para atender y cubrir nuestras necesidades personales y las de nuestra familia; construir un futuro esperanzador para nosotros y nuestros hijos; crear riqueza y prosperidad a nuestro alrededor, con los recursos y dineros que nos pagan los clientes por nuestros servicios profesionales.